martes, 3 de junio de 2008

Origen del conocimiento

Impresiones e ideas
Como Locke, Hume, hace derivar todos los contenidos de la mente, de la experiencia. Los contenidos de la mente los llama Percepciones, y los divide en Impresiones e Ideas. Las Impresiones son datos inmediatos de la experiencia, tales como las sensaciones externas, pasiones, emociones, etc.. que penetran con fuerza en la mente del hombre; las Ideas son descritas por Hume, como copias o imágenes atenuadas de las impresiones en el pensamiento y en la razón, muchas veces ideas e impresiones se confunden unas con otras. La diferencia entre impresiones e ideas, se produce en términos de intensidad con las que unas y otras se abren paso en nuestro pensamiento. Las impresiones serían aquéllas percepciones que penetran con mayor fuerza o violencia. Por ideas entiende las imágenes de las sensaciones o emociones al pensar y razonar. Aunque a veces ideas e impresiones se confunden unas con otras, insiste en la distinción en términos generales. Hay distinción entre percepción simple y compleja, distinción que aplica tanto a las ideas como a las impresiones. La percepción de una mancha roja es una impresión simple y el pensamiento o imagen de él es una idea simple; pero si subo a una montaña y veo un valle, recibo una impresión compleja del lugar, y cuando pienso después en el valle y recuerdo esta impresión, tengo una idea compleja. Las impresiones pueden dividirse en: · Impresiones de Sensación · Impresiones de Reflexión Las primeras surgen en el alma de causas desconocidas, las segundas se derivan en gran medida de las ideas. La teoría general de las impresiones e ideas es de gran importancia en su teoría del análisis de la causalidad ya que comienza su teoría, preguntándose de qué impresión o impresiones deriva la idea de causa.
La Asociación de Ideas
Cuando la mente ha recibido impresiones, pueden reaparecer de dos modos:
Con un grado de viveza intermedio entre el de una impresión y el de una idea. La facultad mediante la cual repetimos nuestras impresiones es la memoria
Pueden reaparecer como meras ideas, como débiles copias o imágenes de impresiones. La facultad mediante la cual repetimos nuestras impresiones es la imaginación.
De este modo al igual que distinguía entre ideas e impresiones según su vivacidad, describe ahora la diferencia entre ideas de la memoria e ideas de la imaginación. Añade otra explicación: " La memoria conserva no sólo las ideas simples sino también su orden y posición ". La imaginación no opera de este modo, puede por ejemplo combinar ideas simples arbitrariamente o descomponer ideas complejas en otras simples y reagruparlas luego. Aunque la imaginación puede combinar libremente ideas, opera generalmente según algunos principios generales de la asociación. En la imaginación no existe una conexión inseparable entre las ideas, pero hay, no obstante, un principio unitario, mediante la cual una idea introduce a la otra. Hume, lo explica así: "En el hombre hay un impulso, una fuerza suave, innata que le mueve, aunque no necesariamente a combinar determinados tipos de ideas "; añade que las cualidades de las que surge esta asociación son tres: Semejanza, Contigüidad (en el tiempo o en el espacio) y Causa-efecto (causalidad). La imaginación se desliza con facilidad de una idea a otra que se le asemeja; de igual modo, por una larga costumbre, la mente adquiere el hábito de asociar ideas, que son mediatas o inmediatas en el espacio o en el tiempo.
Alcance y valor del conocimiento:
Relaciones de ideas y cuestiones de hecho
Hume asegura que todos los objetos de la razón o investigación se dividen en dos clases: · Relaciones de Ideas y Cuestiones de Hecho. A la primera clase pertenecen las ciencias de la Geometría, Álgebra, Aritmética y en resumen todas aquéllas cuyas afirmaciones son ciertas de modo intuitivo o demostrativo. Las cuestiones de hecho no son averiguadas del mismo modo, ni muestra evidencia de veracidad, aunque grande, es del mismo género que en las anteriores; Hume quiere decir que todo nuestro razonamiento versa sobre relaciones entre cosas; estas relaciones son de las clases antes citadas. Una proposición aritmética, constituye un ejemplo del primer tipo de relaciones; así si tomamos el significado 2 y 4 , no podemos negar que 2 más 2 son 4, sin vernos envueltos en una contradicción. Pero lo contrario de cada cuestión de hecho es todavía posible, porque nunca implica una contradicción: Que el sol no saldrá mañana es una proposición no menos inteligible y no implica más contradicción que la afirmación de que saldrá. Es decir, no implica ninguna contradicción lógica, ni quiere decir que la segunda proposición no sea verdadera, sólo que no podemos tener los mismos fundamentos de seguridad de que el sol saldrá mañana, que tenemos de la veracidad de una proposición de las matemáticas puras. Actualmente las proposiciones cuya verdad o falsedad dependen únicamente del significado de los símbolos se conocen como proposiciones analíticas. Hume llega a la conclusión de que todos los razonamientos relativos a cuestiones de hecho que vayan más allá de las impresiones de nuestros sentidos pueden fundarse sólo en la conexión causa-efecto. Las causas y efectos no pueden descubrirse por la razón, sino por la experiencia.
Análisis de la causalidad:
Hume inicia su examen de la relación causal preguntándose de que impresión o impresiones deriva la idea de causa. La 1ª relación que menciona es la de la contigüidad: "Encuentro que los objetos que consideramos causas y efectos son contiguos, aunque no quiere decir que sean siempre inmediatamente contiguos". Lo que Hume descarta es la acción a distancia en el sentido propio del término; lo que también queda claro para Hume es, que la contigüidad espacial fuese un elemento indispensable de la relación causal. La 2ª relación es la de prioridad temporal: "Dice que la causa debe ser temporalmente anterior al efecto". La experiencia así lo confirma. La 3ª relación que para Hume tiene mucha más importancia: " Un objeto puede ser contiguo y anterior temporalmente a otro sin que pueda ser considerado causa de él ". Hay que tomar en consideración una conexión necesaria y esta relación tiene mucha más importancia que las otras dos mencionadas anteriormente. - No es necesario que todo aquello cuya existencia ha tenido un comienzo tenga así mismo una causa. - Ciertas causas particulares deben necesariamente tener tales efectos particulares. La máxima según la cual todo lo que comienza a existir debe tener una causa de su existencia, no es según Hume ni intuitivamente cierta ni demostrable. Según esto, nuestra creencia de él, debe surgir de la experiencia y la observación; sólo mediante la experiencia sabemos de la existencia de un objeto a partir de otro. Esto significa que experimentamos con frecuencia la conjunción de dos objetos: la llama y la sensación de calor y recordamos que esos objetos han aparecido en un orden regular recurrente de contigüidad y sucesión; entonces, sin más requisitos, llamamos a uno causa y a otro efecto e inferimos la existencia del uno a partir de la del otro. De acuerdo con esta experiencia podemos definir una causa como un objeto al que sigue otro, siendo así que todos los objetos similares al primero, son seguidos por objetos similares al segundo. Es decir, si el primer objeto no hubiese existido, el segundo tampoco. La idea de hábito o costumbre, juega un gran papel en el análisis final de las causalidades que realiza Hume. La pregunta que se hacía Hume, de ¿Porqué concluimos que tales causas particulares deben tener necesariamente efectos particulares? y ¿Porqué establecemos una influencia de una a otra?, podíamos responderla en términos psicológicos, referidos al efecto de la observación de cosas de constante conjunción. Esta observación produce una costumbre o propensión de la mente, un puente asociativo por el que la mente pasa de un modo natural de la idea de llama a la idea de calor; de la observación del humo deducimos la existencia de fuego, aunque no lo hayamos visto. La validez objetiva de esta injerencia (deducción) está avalada por la verificación empírica.
Naturaleza de la creencia:
En opinión de Hume, la creencia no hace sino variar la manera de que concebimos un objeto; sólo añade a nuestras ideas una fuerza y vivacidad adicional. Así una opinión o creencia puede definirse más exactamente como: Idea vivida puesta en relación o asociada con una impresión presente. Distingue entre creencia y fantasía y a las creencias les aplica términos como fuerza, vivacidad, solidez o firmeza, para distinguirlas de las fantasías. Admite que la educación tanto como las ideas pueden generar una creencia, y afirma que más de la mitad de las opiniones que prevalecen entre la humanidad son debidas a la educación y que los principios que de este modo se adoptan implícitamente, sobrepasan a los que se deben al razonamiento abstracto o a la experiencia. La educación es una causa artificial no natural. A la pregunta ¿De qué modo podemos distinguir entre creencias racionales e irracionales?, nos dice: que muchas creencias son fruto de la educación y algunas de ellas irracionales. El modo de desprendernos de ellas es recurrir a la experiencia, y si no resisten el contraste con la experiencia debemos deshacernos de ellas. Así deja a la educación en un segundo plano ante las causas naturales, constantes e invariables. Hume habla de la costumbre y la experiencia como si debieran dominar la vida humana. Para él hay ciertas creencias que si deben dominar la vida humana: La creencia en la existencia contínua e independiente de los cuerpos, y la creencia de que algo que comienza a existir tiene una causa.
Crítica de la Metafísica o filosofía obstrusa:
La filosofía moral o ciencia de la naturaleza humana puede tratarse de dos maneras:
Considera al hombre nacido para la acción e influido por el gusto y el sentimiento. Distinguen entre vicio y virtud y pretenden orientar su alma hacia el bien.
Considera al hombre como un ser racional más que activo, e intentan formar su entendimiento más que a cultivar su conducta. Buscan los principios que regulan nuestro entendimiento, a pesar de que sus especulaciones parezcan abstractas, e incluso ininteligibles para lectores normales, se proponen corregir la aprobación de los sabios y se consideran compensados con el esfuerzo de toda su vida, si pueden descubrir algunas verdades ocultas que contribuyan a la ilustración de la posteridad.
La filosofía fácil y asequible disfruta de la preferencia de la mayor parte de la humanidad y es recomendada como la más útil. Por el contrario, la filosofía obstrusa o metafísica, al exigir un talante inadecuado para el negocio y la acción, se desvanece cuando el filósofo abandona la oscuridad y sale a la luz del día, por tanto, no pueden sus principios tener influjo alguno sobre nuestra conducta y comportamiento. Hume entiende su obra como perteneciente al género de la Metafísica o Filosofía profunda; intenta encontrar una línea media entre la Metafísica y el escepticismo. Mantiene que un análisis minucioso de nuestros procesos mentales, retienen un interés grande, al mismo tiempo es cons-ciente de que probablemente no podemos llegar a las leyes últimas que rigen los fenómenos. La metafísica sería un conocimiento sólo relativamente último, que nos facilitaría las normas para distinguir entre creencias admisibles y creencias inadmisibles. Critica la metafísica al considerar que no es una ciencia, sino que surge bien de los esfuerzos estériles de la humanidad que quiere penetrar en temas que no son accesibles para el entendimiento, o bien de la astucia de las supersticiones populares. La única manera de liberar inmediatamente el saber de estas obstrusas cuestiones, es investigar seriamente la naturaleza del entendimiento humano y mostrar por medio de un análisis exacto de sus poderes y capacidad, que de ninguna manera está preparado para temas tan remotos y abstractos. Hemos de cultivar la verdadera metafísica con algún cuidado a fin de destruir la metafísica falsa y adulterada. El razonar riguroso y preciso es el único remedio universal válido para todas las personas y disposiciones y el único medio capaz de derrumbar la filosofía obstrusa y la jerga metafísica, que al estar mezclada con la superstición popular, la hace en cierto modo impenetrable para quién razona descuidadamente y le confiere la apariencia de ciencia y sabiduría. Razonando de esta manera sencilla podemos socavar los cimientos de una filosofía obstrusa, que ha servido de cobijo a la superstición y el error.
El escepticismo de Hume (Solución escéptica):
La pasión por la filosofía, como la pasión por la religión, puede llevar al hombre a la contradicción de que aunque lo que quiere es buscar la corrección en el comportamiento, extirpar los vicios, lo que acarrea es construir tan solo un sistema más refinado de egoísmo. Indica que sin embargo hay una filosofía en la que no existe el peligro dicho, pues no es compatible con ninguna pasión observada de la mente humana. En la filosofía escéptica o de Academia, para los escépticos toda pasión, salvo la pasión por la verdad, no debe exagerarse. Ha sido criticada injustamente, y lo ha sido, pues no adula ninguna pasión irregular; se le ha tachado de libertina, profana e irreligiosa. A través del escepticismo se puede estudiar el problema planteado entre ficción y esencia y establecer la diferencia. Toda creencia es una cuestión de hecho que deriva primeramente de algún objeto presente a la memoria o a los sentidos, y de alguna conjunción habitual entre este y algún objeto. Pasando luego a investigar sobre la naturaleza de esta creencia y de la conjunción habitual. Dadas las facultades imaginativas de la mente humana, es necesario establecer la diferencia entre ficción y esencia. Esta diferencia reside en algún sentimiento o sensación que se añade a la creencia, no a la ficción, y que no puede depender de la voluntad ni manipularse a placer. No es fácil definir este sentimiento, podría decirse que, la creencia es una imagen más vivida, intensa, vigorosa de un objeto que aquélla que la imaginación por sí sola es capaz de alcanzar. Así pues la creencia no existe en el orden de las ideas, sino en el inicio de su concepción o en la experiencia que de ellos tiene la mente. A partir de esta doctrina: el sentimiento de creencia es una representación más intensa y firme que la que acompaña las meras ficciones de la imaginación y que de esta forma de la representación surge el hábito de conjunción de un objeto con algo presente a la memoria y a los sentidos. Así los principios de la conexión de ideas son: Semejanza, Contigüedad y Causalidad; a través de la causalidad, de la relación causaefecto surge la creencia como representación más firma y vigorosa. Termina indicando que la operación de la mente por medio de la cual ingerimos los mismos efectos de causas iguales y viceversa, es tan esencial para la subsistencia de todas las criaturas humanas que no es probable que pudiera confiarse a las engañosas deducciones de nuestra razón, que es lenta en sus operaciones, que no aparece en los primeros años de vida y que en el mejor de los casos, durante toda su vida está expuesta al error o a la equivocación. Concuerda mejor con la sabiduría de la naturaleza, asegurar un acto tan necesario de la mente, con algún instinto o tendencia mecánico que sea infalible y que pueda ser independiente de todas las deducciones laboriosas del entendimiento. La naturaleza nos ha dotado de un instinto que conduce al pensamiento por un curso que corresponde al que ha establecido entre objetos extremos, aunque ignoramos los poderes de los que este curso y sucesión regular de objetos dependa en su totalidad.

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